Posts etiquetados ‘Nord-Trøndelag’

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«EIN HÆLV KÆLV LÅG I ÆLVA Å FLAUT«.

No, no he aprendido arameo ni élfico. Ni he escrito algo que ha sido transcrito a lo «discos que cuando se oyen del revés, revelan mensajes ocultos» y otras historias de «Cuarto Milenio». Mucho menos he sido poseído por Satán y en medio de mi particular posesión estoy hablando en su jerga más coloquial. Lo que habéis leído es una frase en trøndersk, uno de tantos dialectos que uno puede hallar en Noruega y que precisamente, se habla en la región (Nord-Trøndelag) donde se encuentra la ciudad donde resido.

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Cinco grados bajo cero. Mi respiración pesada fluye de mi boca en forma de vaho y se eleva a través de mis hombros mientras sigo avanzando a trote suave por el helado sendero que me lleva a la playa. No me dirijo a la encantadora Paradisbukta, a decir verdad, no sé a dónde mi dirijo, tan sólo sé que el frío y la oscuridad me rodean, me acompañan en mi sesión de ejercicio y mis piernas, curtidas por el frío noruego y por numerosas sesiones de running, me llevan a dondequiera que me lleven. Mientras la oscuridad y la densa niebla se ciernen sobre mi, sólo me acompañan el absoluto silencio y el sonido del hielo y la nieve crepitando bajo mis pies, enfundados en mis zapatillas de deporte, que a su vez llevan adheridos los crampones para poder desplazarme sin que el hielo consiga abrirme la crisma. El crepitar del hielo bajo mis pasos y como no, la música de mis auriculares inhalámbricos, me acompañan por el penumbroso y gravoso sendero, abrazado de forma perpetua por el bosque sombrío. Noche, niebla, bosque tenebroso, absoluto silencio y mi solitaria presencia; se reúnen todos los ingredientes para que el clásico de terror cobre vida y tras un arbusto aparezca una figura imponente y maligna, portando un cuchillo de gigantescas dimensiones y de un diestro tajo me arrebate la vida y desaparezca de este mundo para siempre.

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La oscuridad se cierne sobre mi. Foto: Extraída de http://www.randomlocalguys.com

«Sólo falta una buena canción«, pienso. Uso mi móvil para la música mientras corro y mi aplicación favorita es Spotify. Para no hacer las sesiones de entrenamiento tediosas y repetitivas, siempre uso la opción de sesión aleatoria, es decir, la reproducción de la sesión no va ordenada, sino que Spotify reproduce a su voluntad.

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Con la venia del maestro Serrat, hoy inicio este post para documentar lo últimamente acontecido con el título de una de sus canciones más celebres. Y es que no cabe duda que los niños son sorprendentes y deben ser mencionados (y aún escribo estas lineas mientras tarareo aquello de «Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca«). Con el fin de poder alumbrar a más de uno en su particular oscuridad y confusión al ponerme a hablar de niños, pelotas y Serrat, narraré lo acontecido por donde deben iniciarse las cosas siempre: en sus albores.

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Bienvenido a Namdalseid. Foto: Bruno Aldrufeu Quiñonero

Esta vez mis pasos me han llevado a Namdalseid, una pequeña provincia del Norte de Trøndelag situada a casi cuarenta kilómetros de Steinkjer y al noreste de Namsos, contando con mas de mil quinientos habitantes. Mi destino era, al bajar del bus que me había traído al lugar tras un trayecto de cuarenta minutos, la Guarderia de Namdalseid; Los jefes y yo acordamos que ir a un hogar de infancia para mejorar el idioma podía ser una experiencia muy interesante y como no, lograría lo que no conseguía al trabajar con ancianos (o si lo lograba pero con mayor dificultad). Por supuesto, hay que tener en cuenta tres factores:

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Aprovechando que hoy, 9 de mayo, día de la Ascensión, es fiesta en Noruega y por tanto, cualquier establecimiento está cerrado, hemos decidido hacer una excursión que tenia como excusa, no solo la de conocer un poco más la ciudad que nos acoge o la de estirar un poco las piernas, sino a mi juicio también, la de hacer una actividad conjunta todos juntos, en hermandad. Así que, después de desayunar bien, de vestirnos adecuadamente y calzarnos nuestras mejores botas, nos hemos preparado unos bocadillos y nos hemos dispuesto a iniciar el paseo. Como hoy ha sido un día ligeramente encapotado, acompañado de una ligera y continua llovizna que solo ha cesado en plena tarde, el trayecto prometía ser menos pesado que haberlo realizado con un sol de justicia azotándonos. El destino de hoy: Oftenåsen, una colina que se sitúa a 336 metros sobre el nivel del mar y que, seguramente nos ofrecería una vista esplendida de Steinkjer.

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¡God Morgen! Después de haber cargado las pilas con un sueño reparador posterior al viaje de ida, de haber desayunado y comido como Dios manda, estoy en condiciones de relataros lo acontecido ayer. Ahí va:

De Barcelona a Steinkjer

Llegué al Aeroport del Prat a eso de las 10:30h, acompañado de mis padres como comité de despedida y al entrar por las puertas de la terminal 2 me encontré de inmediato con mi compañera de estudios noruegos, Alba, una maña majísima, junto con una amiga, y puedo decir que al verla, la saludé como si la conociera de toda la vida. Poco después, lo mismo pasó con Lara, acompañada de su pareja, ambos vascos. Y finalmente, Irene, de Elche, se encontró con nosotros, finalizando así el numero de viajeros hacia tierras nórdicas  En nosotros se respiraba un ambiente de nerviosismo, entusiasmo y emoción de difícilmente podíamos reprimir.

ImagenMientras hacíamos cola para facturar el equipaje, no había lugar para tristezas ni preocupaciones, solo el júbilo, esa sensación agradable de vértigo y la satisfacción de conocer a una parte del grupo de 15 enfermeros elegidos que seriamos compañeros de residencia y al mismos tiempo, posiblemente, grandes amigos. Llega el turno de Irene para facturar su equipaje, y entre risas comprobamos que había calculado bien el peso de su equipaje por que entre las dos maletas había un peso de 39,5 kilos. Lo mismo sucedió con Alba, cuyo equipaje no excedió al permitido. Pero llegó el momento de facturar el mio y pudimos comprobar que, efectivamente, los 3 kilos de embutidos (cortesía de mis queridos padres) y un exceso de ropa hacían que mi equipaje llegara a los 47 kilos de peso (¡casi nada!). Menos mal que Lara y yo cambiamos un par de maletas para que las cuentas salieran. Y las cuentas salieron.

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