Mil cuatrocientos sesenta días, treinta-y-cinco mil cuarenta horas o dos millones ciento dos-mil cuatrocientos minutos es lo que hasta ahora he podido vivir durante este tiempo en Noruega, desde que un tres de Mayo de 2013 mis pies se posaron por primera vez en suelo noruego. Tiempo que por mucho que yo trate de cuantificar de diversas maneras, nunca logrará resumir esos miles de momentos que mis pupilas, mi piel y mis pies han logrado experimentar: paseando por las calles de Oslo, notar el sudor frío por mi espalda mientras bailaba sobre la escueta roca del Kjerag, contemplando el fiordo en lo alto del Trolltunga o tomando una Ringnes junto a mis compañeros de aventura en Drøbak mientras veíamos el Clásico.
Cuatro años separan de aquel enfermero de Barcelona que decidió su futuro lejos de los suyos y en un abrir y cerrar de ojos se encontraba sobrevolando Europa junto a una vasca, una maña y una ilicitana, para luego encontrarme con su grupo de promoción de aventura noruega. Mil cuatrocientos sesenta días conviviendo con excelentes personas provenientes de todos los lados de España o de otros lares del planeta, forjando amistades y vínculos que con pocas experiencias vividas pueden otorgarle a uno. Ha habido momentos para la risa, para el llanto, para la alegría y la desesperación y todos y cada uno de esos momentos los guardo en mi memoria y en mi corazón mientras viva.
Esto era el intento de escribir «Steinkjer» con nuestros cuerpos… podéis ver el «buen» resultado.
Pero sobretodo, han sido cuatro años aprendiendo a conocerme a mi mismo, a descubrir la fortaleza que uno logra sacar en los momentos mas sombríos y paladear con satisfacción los instantes más dulces. Esas sensaciones que uno percibe bajo el influjo de aquello tan idealizado y a la vez necesario e increíble como el «salir de la zona de confort». Experiencias que le hacen a uno reafirmarse con aquello de «nunca te arrepientas de nada, tan solo de lo que no has intentado» y vive Dios que hasta la fecha, en ningún momento me he arrepentido de lo que he vivido en Steinkjer, Aas, Sola, Kjøpsvik o Elverum y todo ello no habría podido ser posible sin la empresa que me contrató y me dio la oportunidad de encontrar un lugar y un porvenir: Accurate Care AS (AC).
Accurate Care AS
Algunos de los que habréis tratado de poneros en contacto conmigo, habréis querido averiguar acerca de la empresa, siempre con miedo y suspicacia pero al mismo tiempo, con ese sabor picante aventurero bajo el paladar (esa misma sensación que todos y cada uno de nosotros percibimos en el momento en que el avión aterriza en Gardermoen o en otro lugar del Norte) y mi respuesta siempre es y será la misma: AC es una buena empresa en la que le brinda a uno la posibilidad de labrar un futuro y proporciona el papeleo y burocracia necesarias para poder laborar aquí. Te ayudan con ello y te dan un lugar donde alojarte y la única preocupación propia es la de aprender y mejorar el idioma y trabajar para ganar un sueldo que te permita, no solo vivir dignamente en uno de los países más caros de Europa sino también otorgarle a uno la posibilidad de experimentar momentos que quizás, con sueldos más modestos, uno no podría experimentar cerca de casa de papa y mama. Simplemente.
Pero también uno debe de estar preparado para las inclemencias situacionales: uno puede trabajar durante largos periodos y no moverse del lugar donde llegó o tal vez, trabajar periódicamente y mudarse a menudo (tal vez más de lo que uno quisiera). Al fin y al cabo, todo es una cuestión de «estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado», aderezado con una buena dosis de paciencia y proactividad a la hora de mejorar la lengua. Quedarse con la empresa o buscarse la vida solo tras haber trabajado un tiempo con esta es una decisión muy personal pero igualmente sujeta a un profundo razonamiento y lectura de la situación propia de cada uno: Vosotros decidís.
Factor suerte y tenacidad es lo que uno debe cosechar y conseguir en un país lejano y extraño al propio.
Aún así, si tuviera que hacer balance de como fue mi experiencia con AC mi respuesta seria que fue positiva a pesar de los inconvenientes que se presentaron durante mis dos primeros años en Noruega: largos periodos de inactividad laboral debido a mi idioma, otros periodos de prácticas de idioma en centros (e incluso en una guardería) sin percibir sueldo alguno. Si, lo sé, os preguntareis: «¿Y que tiene de positivo estar largo tiempo sin trabajar en un país extraño?», pues mi respuesta es la siguiente:
Practicas de idioma en una guardería: ese día tocaba excursión
Todos esos problemas hicieron que quisiera esforzarme más por mejorar mi idioma y espabilarme y el resultado es, que aquí sigo después de cuatro años, a pesar de la tormenta. De esa lección aprendí que todo lo que uno desea es difícil de conseguir y merece un esfuerzo y si uno anhela algo, debe ir a por ello sin contemplaciones. Obviamente, por muy positivo que yo pueda sonar, hubo periodos que casi lograron torcer mi animo y espíritu y no podría haberlo conseguido si no hubiera sido por el empeño de algunas personas por ayudarme en aquellos momentos y eso tampoco lo olvidaré mientras viva.
En resumidas cuentas, si queréis saber como os puede ir con AC o con cualquier empresa destinada al mismo propósito, mi briconsejo del día es: informaros, no solo de fuentes que os hablen bien o mal (lo dicho, cada uno esta viviendo la experiencia de forma muy subjetiva, así que, vividlo por vosotros mismos) y sobretodo, si lo deseáis con vuestras fuerzas, haced acopio de temple y paciencia, estudiad, estudiad, estudiad y sobretodo, abrid vuestra mente.
Reencuentros
Me encanta reencontrarme con aquellos amigos que tanto me han llenado durante tantos momentos de alegría y tristeza: pueden haber pasado años sin verlos y el día que se alinean los astros y tenemos la oportunidad de vernos de nuevo, es como si el tiempo se hubiera mantenido perenne. Y de la persona a la que me estoy refiriendo ahora mismo es precisamente de Carlos, aquel burgalés de Gamonal con el que compartimos instantes inimaginables en aquella etapa con AC y que luego, tuvimos que separarnos con tristeza. El azar ha actuado a nuestro favor y ha querido que semana que viene nos podamos reencontrar… ¡En Amsterdam!. Viviremos la experiencia de los Países Bajos los dos juntos, junto con Isa, una enfermera de Ávila que actualmente vive en Måløy (una pequeña ciudad al oeste de Noruega) y su hermano Jorge…. toda una experiencia: Molinos, canales, bicicletas y mucha mucha diversión.
No imaginas cuanto echo de menos aquellas sesiones de JDT contigo, socio
Creciendo en Noruega
En fin, cuatro años, sobreviviendo viviendo una aventura que me permite vivir miles y miles de experiencias junto con personas excepcionales las cuales aprecio y deseo que permanezcan cerca de mi mucho mucho tiempo, y es por eso que desde Taza de Pizarra (que también cumple cuatro años…. HIP HIP, HURRAAAAAAA!) quisiera homenajear a todas esas personas y momentos que han compartido mi aventura…. a todos ellos, mil gracias, o como dije en el anterior post, Miigwech. Y aquí os dejo mi pequeño homenaje: Cuatro años de aventura noruega en un minuto. Disfrutadlo!
HOY, 17 DE MAYO, CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL DÍA NACIONAL DE NORUEGA, TAZA DE PIZARRA DESEA A TODOS LOS NORUEGOS Y A TODOS LOS NO NATURALES DE ESTE PAÍS PERO QUE VIVEN Y LABRAN SU FUTURO LEJOS DE CASA EN TIERRAS NÓRDICAS, UN FANTÁSTICO DÍA Y FELICIDADES…. ØNSKE DERE EN RIKTIG 17. MAI TIL ALLE!!!
Taza de Pizarra 
[…] 1460 días, un país y un millón de gracias […]