Como los domingos en la apacible Sola transcurren muy lentamente -casi perennes y aburridos- y a medida que el «Invierno se acerca» (mencionando a Ned Stark en Juego de Tronos), acortándose cada vez más sus horas de luz, decidí que podría vencer la pereza dominguera y realizar una excursión, aprovechando el esplendido día que una de las regiones más lluviosas de Noruega me ofrecía. Me calcé las botas y tras procurarme de mi paravientos, mi chaqueta impermeable «For if the flies» y prepararme unos bocadillos de jamón ibérico (cortesía de Papa & Mama), salí de casa, bostezando y soñoliento mientras la ligera brisa mañanera y los primeros destellos de luz terminaban por despertarme, poniéndome en marcha.
La actividad en cuestión: Una excursión hacía dondequiera que mis pies me llevaran. Y dicho y hecho, mis pies empezaron a desplazarse mientras yo contemplo el panorama, paseando por el carril anexo a la carretera que llevaba a Stavanger. Y así fue como inició la excursión dominguera: paso a paso hasta Stavanger, un camino asfaltado con tramos de grava y tierra, de once kilómetros y medio hasta la ciudad. Más de dos horas de camino en contacto con los verdes y rurales paisajes de esta región de Rogaland, cuyos lares se ven manchados por sus casas de construcción noruega y lo rojos, amarillos, grises o blancos contrastan perfectamente con el bucólico panorama. Al tratarse de una mañana temprana de domingo, apenas había circulación al lado del camino y el silencio quebrado por el graznar de algunos cuervos que sobrevolaban el espacio aéreo de mi alrededor y me acompañaban en mi quehacer, ofrecía una atmósfera de calma placentera. Poco a poco, mientras me acercaba cada vez más a Stavanger, veía sus campos de fresas, de avena ya en barbecho, rodeados por bosques frondosos de abetos y pinos cuya hoja verde permanece ahora y siempre perenne. Tras un paso y otro, y otro, llego finalmente a Stavanger.

Recorrido del Rygertroll mediante una linea discontinua a través del fiordo. Foto: Bruno Aldrufeu Quiñonero
Me encuentro la ciudad con relativa calma, propia de un domingo, donde las tiendas se hallan cerradas y lo único que ve el entrar y salir de la gente que deambula por la calle son los establecimientos de comida rápida, cafeterías y Seven-Eleven del lugar. Me acerco a la parte más concurrida de la ciudad, que es el puerto donde descansan grandes buques de pesca e incluso uno de la Armada rusa y allí vi la continuación de mi excursión: el Rygertroll, un barco turístico de 25 metros de eslora con capacidad para 147 pasajeros, se hallaba anclado en el puerto, esperando a llenarse para un viaje de dos horas y media a través del fiordo. Observé a varios grupos de turistas asiáticos subir y eso me animó a acompañarles en su travesía, un pequeño crucero por el Høgsfjord y parte del Lysefjord. Subí hasta la parte de arriba y apoyado a la barandilla de proa, saqué la cámara y me preparé para el viaje mientras los motores rugían y el olor a combustible mezclado con el salitre inundan mis fosas nasales. La barcaza inicia con tímida velocidad y poco a poco, esta se acrecienta mientras el aire, cada vez más potente debido a la velocidad de la embarcación, se torna más y más gélido a mi rostro.
El primer lugar de paso es el Tingholden a traves del Høgsfjorden, uno de los puntos históricos de la ciudad, pues fue allí donde el Rey Olaf Tryggvason presidió la asamblea nacional en el año 998. El paisaje azul por doquier, choca con las bastas orillas pobladas de casas con su propio muelle. Casas de verano que poseen algunos afortunados a lo largo del fiordo. A medida que el Rygertroll aumenta su velocidad, nos aproximamos al Fiordo de Lyse o Lysefjorden, una de las mayores atracciones turísticas de la región, por no decir de toda Noruega. Es un fiordo cuya longitud llega a los cuarenta y dos kilómetros y por él surcan un sinfín de cruceros repletos de turistas atraídos por el encanto nórdico del lugar. El nombre del fiordo proviene del nombre nórdico «Lýsir«, probablemente una derivación directa del adjetivo «ljoss» (luz), haciendo referencia al granito brillante que componen las montañas que rodean al fiordo. Este se originó durante la Era Glaciar y en el último periodo de esta, aproximadamente hace diez mil años , el hielo alcanzó dos kilómetros de espesor. El Lysefjord posee lugares de irregular profundidad: por ejemplo, entre Oanes y Forsand (podéis consultar en el mapa de arriba), existe una morrena frontal de arena y la profundidad de este lugar oscila entre diez y veinte metros mientras que en otros lugares la profundidad puede llegar a los quinientos metros.
Mientras avanzamos, de vez en cuando aminorando la velocidad de crucero para que los turistas podamos disparar sin piedad con nuestras cámaras fotográficas, nos acercamos por la zona de Oanes y Forsand. Aparte de las esplendidas vistas que solo un crucero a través del inmenso fiordo puede ofrecer, cabe destacar que en Oanes se halla el Lysefjordsenteret (centro de Lysefjord), un complejo turístico y de información para el fiordo de Lyse y Ryfylke. En cuanto a Forsand, es un municipio de apenas mil habitantes donde se descubrió un pueblo prehistórico que fue habitado desde 1500 a.C hasta el 600 d.C.
Sin prisa pero sin pausa, avanzamos por el estrecho paso del fiordo custodiado por titánicas montañas que nos llevan a pensar en cuan minúsculos somos al lado de la imponente naturaleza que contemplamos en el Norte; pasamos por delante de Jettegryten, donde se halla una inmensa cueva que se formó cuando el hielo se derritió en una roca y esto provocó un agujero cada vez más y más grande con el paso del tiempo. Recorremos poco el trayecto hasta pasar por delante del Fantahalå, una cueva a lo alto de la montaña cuyo nombre proviene de los vagabundos que huían de las autoridades por no pagar los impuestos y estos se escondían en esa cueva. Seguimos avanzando hasta que el capitán a través de la megafonía nos indica a presenciar el Preikestolen a más de seiscientos metros de altura y su pequeñez por la lejanía contrasta con la vertiginosa vista cuando uno se encuentra allí arriba. El capitán nos explica que el Púlpito era antiguamente conocido como Hyvalatanå y se presume que este se originó en el deshielo hace diez mil años.
Parapetados por las montañas que nos rodean e impiden que la gélida brisa nos enfríe, disfrutamos del sol otoñal mientras el capitán acerca el bote arras del Hengjanefossen, una cascada cuyo salto de agua es de cuatrocientos metros y el suave aire que levanta el agua al estrellarse en las rocas, cargado de minúsculas gotas, nos refresca la cara y empaña nuestras cámaras.
Aunque el fiordo sigue más allá, hasta Lysebotn, cerca del Kjerag, el recorrido del bote finaliza aquí y mientras este realiza las maniobras pertinentes para dar la vuelta y recorrer su trayecto hasta el puerto de Stavanger, presenciamos de nuevo los hermosos paisajes que ninguna fotografía (y no por que yo sea un pésimo fotógrafo, que lo soy) es capaz de hacer justicia: para verlo hay que venir hasta aquí y presenciarlo. Animo a cualquier persona que me lee a que viaje y se deje seducir por la magia de este lugar.
Y aquí concluye el post de hoy, sin antes no despedirme, contaros que mis días en Stavanger por el momento, llegan a su fin, vuelvo a Steinkjer (si, amigos, vuelta la Nord-Trøndelag «En Gang TIl«) para seguir trabajando. De esta aventura se aprende que, aquí o allí, ¿qué más da? lo importante es seguir trabajando con la misma ilusión con la que empecé este proyecto de vida. Os espero en el próximo post, donde hay….
Más Noruega.
Más aventura nórdica.
Más Taza de Pizarra.
¡Nos vemos pronto!
BUENO XIKITIN.. SON MAS EXPERIENCIAS QUE AÑADIR EN TU MOCHILA!.. LO IMPORTANTE ES SEGUIR CRECIENDO… UN BESAZO MI NIÑO!
PD. IMPRESIONANTES FOTOS.. IMPRESIONANTE EL FIORDO… MUUUAAAALKKK!!!
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Así es, Miry…. avanzar y seguir adelante con ello…. Un besazo chikitina, gracias por comentar.
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De que trabajarás con ilusión .. estoy segura porque amas tu profesión. Por lo demás, sólo desearte mucha suerte!!! en lo que no dependa de tí.. porque sé que ahora tú llevas las riendas del viaje.
No ha duda en eso que comentais…
Esta aventura noruega te ha hecho crecer, y mucho!, querido amigo… y en todos los sentidos.
Regresa para allá arriba…y demuéstrales
que no siempre es verdad eso de que «segundas veces ( o terceras) nunca
fueron buenas», sino que pueden ser
incluso mucho mejores! .. en el
momento y con la «chispa» adecuados.
Mientras.. desde aquí te seguiremos
mandando todo el cariño «i el caliu»!
(a part del pernilet dels papas)
.. y todo lo que vos dispongais ( pero sin
pasarse, eh?! Jejeje)
Un beso muy grande!!!
… para mi Brunete
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Eso haremos, Merche, jajajajaja… gracias por comentar!!
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