
Tres largos años hace que abandoné mi estimado blog a su suerte, en un rincón oscuro y polvoriento. Afortunadamente la motivación ha regresado dispuesta a hacer trabajar mis dedos para teclear esta página y así cumplir el cometido para el que ésta fue creada.
Aún así, volver a las antiguas aficiones que uno ha aparcado durante un largo tiempo debido a la falta de inspiración y motivación, siempre requiere de un considerable esfuerzo; Aún más si el dichoso WordPress ha actualizado el sistema de edición de blogueo y me encuentro con nuevas herramientas… las cuales he tardado cerca de dos horas aprender.
En fin, veamos como desoxido mis falanges y saco a pasear mi inspiración. A ver como sale después de tanto tiempo…
Estimados lectores, no sean hoy demasiado severos. Ahí voy:
DIEZ AÑOS han pasado desde aquel día de mayo en que, este barcelonés aprendiz de vikingo de espíritu aventurero, emprendió un viaje hacia Noruega: Un viaje con una excelente oportunidad de cambiar de aires, laboral, social y vitalmente hablando.
(Un viaje que ha marcado su vida)
Con tan solo dos maletas, treinta y dos años y una amplia sonrisa por equipaje, subí por las escaleras metálicas al avión, mirando de soslayo una vez más a la ciudad que me ha visto nacer y crecer. Posé mis pies sobre la moqueta gris del Boeing 737 de Norwegian con dirección al Aeropuerto de Trondheim y una vez acomodado en la butaca, noté el traqueteante movimiento de éste y el vacío en el estomago, no solo por el efecto del despegar el avión del suelo, sinó también por los crecientes e inextinguibles nervios. Contemplé por la ventanilla como paulatinamente empequeñecía mi ciudad, dejando atrás familia, amigos, compañeros de trabajo y otros conocidos (afortunadamente en pleno siglo XXI existe algo llamado REDES SOCIALES y VUELOS DE BAJO COSTE POR EUROPA SIN ESCALAS).
El post de hoy trata de esos diez años de mi vida en Noruega: mi sentido y sincero homenaje
La página que hoy iniciaba con una imagen en un ordenador portátil, son en realidad dos fotografías: la primera es una tomada hace diez años en Steinkjer, Nord-Trøndelag, Noruega. En ella aparezco junto con mis compañeros de aventura que, como yo, eligieron también cambiar el confort de sus casas por el país del «Jeg elsker dette landet«. Fuimos casi a ciegas, cogiditos todos de la mano de Accurate Care (ahora rebautizada como Ecura Care), la empresa que nos contrató y nos cobijó en sus casas y apartamentos y a partir de eso, aprendimos y perfeccionamos nuestro noruego y nos familiarizamos con la cultura y el saber hacer nórdicos. Con el tiempo, más tarde o más temprano, algunos regresaron a su ciudad natal. Otros nos quedamos hasta el dia de hoy.

Mi camino por estos lares durante estos diez años me ha llevado a vivir a Steinkjer, Ås, Kvam, Malm, Sparbu, Sola, Elverum, Kjøpsvik, Lørenskog, Oslo y finalmente, Sandvika: He trabajado (gratis) en geriátricos y guarderías trønder como método para mejorar mi noruego para luego laborar -tanto contratado eventualmente como indefinido- en centros geriátricos, en unidades de corta estancia postoperatorias y/o de seguimiento del paciente agudo, unidades de enfermería domiciliaria o en urgencias primarias. También he conocido lugares y personas por el norte, sur, este y oeste de este país y he podido experimentar lo que significa la esencia de ser inmigrante (tanto para bien como para mal) en un país cuya cultura, lenguas y otros menesteres son tan parecidos al mío como el del huevo a la castaña.
Diez años que me parecen un suspiro ahora pero que se han debido vivir y experimentar. Se puede decir que, si bien la suma de todo lo vivido ha hecho de mí la persona que soy hoy día, estos diez años han aglutinado la parte más representativa y que más me ha hecho crecer como persona.
La segunda foto corresponde a la actualidad, al 31 de marzo de 2023, fecha en la que tuvo lugar una boda en el Rådhus de Oslo. Mi boda.
Sí, mis queridos lectores, me he casado.
En aquella fotografia posamos sonrientes, portando sendos anillos de matrimonio yo y mi mujer, Andrea, una guapísima enfermera valenciana que llegó a tierras nórdicas hace también diez años (tres meses antes que yo). La casualidad nos llevó a coincidir y a conocernos en nuestro actual lugar de trabajo, Asker og Bærum Legevakt, una unidad de urgencias primarias junto al Hospital de Bærum, situado a un cuarto de hora en coche de Oslo.
En realidad han ocurrido algunas cosas más en estos tres últimos años, desde el último post que escribí, justamente cuando entrábamos por el umbral del Covid-19 y la pandemia. Aunque parezca mentira, en aquellos tiempos de oscuridad e incertidumbre en el que el mundo pareció detenerse, dieron también pie a que otros eventos positivos en mi vida ocurrieran. De la noche más oscura puede aparecer, tarde o temprano, el resplandeciente sol.
Sí, estimados lectores, desde la última vez que relaté algo en Taza de Pizarra conocí a la que es actualmente mi mujer, me mudé donde vivo actualmente, -Sandvika-, cambié el trabajo temporal y eventual (Aprovecho para agradecer encarecidamente a Dedicare AS, la empresa que, aparte de confiar en mí y en mi trabajo, me apoyó y ayudó en los momentos más complicados de mi vida en Noruega) por una plaza fija donde más me gusta trabajar. También debo informaros que recientemente he adquirido la nacionalidad noruega (sí, ahora ya puedo hacer como James Bond o Jason Bourne: presumir de doble pasaporte). Pero por si eso fuera poco, voy añadir una guinda al pastel… Andrea y yo vamos a tener una niña que nacerá, si los astros y los planetas se alinean correctamente, en agosto de este año. Una niña noruega llamada Luna venida al mundo por sus progenitores españolo-noruegos. ¿A qué suena genial?
Quizás más de algún lector no se pregunte nada relevante tras leer lo leido, pero quizás el más avispado pueda formularse la siguiente pregunta:
-¿Qué ha cambiado en ti durante estos diez años por Noruega?-
Pues bien, aparte de tener cuarenta y dos años, lucir aún más canas de las que ya poseía a los dieciocho, más tatuajes y ser más corpulento gracias al Crossfit (Bruno no cobra royalties o hace publicidad por decir esa frase, por si os lo habéis preguntado), quizás lo que más relevante a destacar es que mi punto de vista respecto a Noruega y a todo lo que éste conlleva, no es ya tan ingenuo como al principio, cuando tendía a idealizarlo por solo por su lado más positivo. Con el tiempo aprendí que todo país de este planeta tiene sus luces y sus sombras. Noruega, lejos de ser el peor país del mundo en el ranking de libertad de expresión, equidad e igualdad, economia, oportunidades laborales, tasa de desempleo, conciliación familiar, etc., también tiene sus esqueletos en el armario y sus aspectos negativos.
El quid de la cuestión es no romantizar e idealizar aquello que nos es desconocido y por ello creemos que es perfecto porque solo hemos oído lo bonito. Basta con informarse, indagar, experimentar y vivirlo. Luego con toda la información, uno puede decidir si quedarse con Noruega o regresar a casa.
Y aquí podría venir la segunda pregunta: ¿Qué será de mi durante los próximos diez años?
Buena pregunta. NO TENGO NI IDEA…
…Pero mientras medito una respuesta, me quedaré una rato más por aquí, en el Norte, disfrutando de este país de increíbles paisajes, en compañía de mi mujer mientras esperamos y recibimos a nuestra hija Luna. Me quedaré disfrutando también de la compañía de mis amigos -la familia que hemos escogido- y seguiré trabajando en aquello que más me gusta. Gozaré viendo mi hija nacer y crecer, y si la salud y la situación del país lo permiten, presenciaré todo aquello, que a pesar de sus luces y sombras, este magnífico lugar nos ofrece a mi familia y a mí: más aspectos positivos que negativos.
Quizás el próximo post trate de una agria despedida del país al que llevo queriendo desde hace diez años. Quizás dicho post lo escribo mañana, dentro de una semana o dentro de diez años. O tal vez nunca.
Lo importante es que, mis queridos lectores, mientras ustedes y yo esperamos a que ese día llegue, recordemos el camino recorrido, vivamos el presente y emocionémonos por el camino que queda por recorrer.

Uauuuu, me encanta como escribes, me alegro que te haya vuelto la inspiración, tus palabras son un regalo para los lectores.
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Muchas gracias, Susana, por tus palabras. Siempre es un gran estímulo leer comentarios de opinión constructiva positivos, siempre animan a seguir escribiendo y por supuesto, así lo haré. Un besazo muy grande.
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Escribes muy bien, expresas muy bien tus sentimientos, siempre es agradable leerte hasta el final, mantienes la atención hasta la última letra. Te deseo lo mejor, que lo bueno de España lo trasmitas en Noruega, y que lo bueno de Noruega nos lo vayas contando, porque siempre se aprende de otros países. Un fuerte abrazo y felicitaciones por vuestra hija
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Muchísimas gracias por tu comentario y por tu opinión tan positiva y constructiva. Siempre da gusto poder responder a comentarios de este tipo, relacionado mi afición por la escritura. Espero seguir escribiendo cosas y recibir comentarios tuyos por aquí. Nos vemos y gracias de nuevo.
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Me ha encantado 🥰
Que buena reflexión y que alegría verte tan feliz
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Gracias Jess…. pero esa felicidad sólo es completa cuando se comparte. ¿Qué sería la felicidad sin la familia que uno ha elegido, cerca de mi? Al fin y al cabo, esa familia ha estado ahí conmigo cuanto más la he necesitado.
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